El Internet como reflejo de nuestra sociedad
Sin duda, antes de las actividades de estas dos semanas pasadas, consideraba mi relación con Internet como algo ajeno, como algo que no marcaba mi forma de ser y en la que no tenía impacto mi actuar.
No había alcanzado a comprender la enorme responsabilidad y compromiso que implica ser partícipe de una tecnología mundial, con alcances y poder de cambio inimaginables. ¿Hasta qué punto nosotros gobernamos el Internet? ¿Cuándo es que dejamos de decidir en él, y le cedemos ese derecho sobre nosotros?
Parece ser que Internet es la forma actual de compartir lo que somos. Eso que antes hacíamos cara a cara sólo con quienes nos rodeaban, ahora tiene la oportunidad de ser conocido por el mundo, estudiado, adoptado y modificado. Es tal la relevancia de este medio en nuestra cotidianidad que ahora es un parámetro más de segmentación social, un indicador más del desarrollo de las naciones y se ha convertido en un derecho más por el que debemos pugnar.
Es, sin lugar a dudas, el reflejo y resultado de una sociedad con ganas de libertad para informar y conocer.
Como lo expresé en algún momento en los debates, creo que Internet es lo que es gracias al principio de colaboración que lo rige, ya que se ha enriquecido con los distintos puntos de vista, necesidades y genialidades de personas a lo largo del tiempo y el mundo. Con todo este trabajo, me dí cuenta de que esta red lleva implícitos valores y fomenta otros siendo una ventana que nos permite conocer cómo se vive o qué se piensa en otro lugar de la geografía.
Ahora siento al Internet como un elemento histórico interminable capaz de describirnos a la perfección que además, considero uno de los mayores logros de la humanidad.